De la piel para dentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera. Soy un estado soberano, y las lindes de mi piel me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país" Anonimo
1. Admitimos que éramos impotentes ante nuestras adicciones y disfunciones- que nuestras vidas habían llegado a ser inmanejables. 2. Venimos a creer que Dios, un Poder superior a nosotros mismos, podía restablecernos la cordura y la estabilidad. 3. Tomamos la decisión de tornar nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, como lo entendíamos. 4. Hicimos una búsqueda y sin temor, un inventario moral de nosotros mismos. 5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros males. 6. Estuvimos completamente dispuestos a dejar que Dios quitara todos nuestros defectos de carácter. 7. Humildemente le pedimos a El que quite nuestros defectos. 8. Hicimos una lista de las personas que habíamos dañado, y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos a todas ellas. 9. Hicimos compensación directa a estas personas siempre que fue posible, excepto cuando el hacerlo les perjudicara a ellos o a otros. 10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocamos lo admitíamos inmediatamente. 11. Buscamos, a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como lo entendíamos, pidiéndole solo por el conocimiento de Su voluntad para nosotros y que nos diese la fortaleza para cumplirla. 12. Habiendo tenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, intentamos llevar este mensaje a otros, y practicar estos principios en todos nuestros asuntos.